Por María Eugenia Monsalve
Soy abuela y este hecho ha
cambiado mi vida de una manera radical. Desde el momento en que mi hija me
contó de su embarazo en mi pensamiento siempre estaba la imagen de aquel nuevo
ser que vendría a nuestras vidas.
El día programado para la cesárea
fue de mucha tensión y por qué negarlo de cierto temor, pero este se disipó al ver
a través del vidrio del retén esa figurita gordita y colorada que con el
movimiento de sus manitos saludaba a la vida. Mi corazón se llenó de ternura y
amor y solo podía dar gracias a Dios por este regalo maravilloso que en estos seis años ha
sido mi mayor alegría.
Estoy muy orgullosa de ti mamá. Te amo. Gracias por amar a mi hijo también. Eres la mejor abuela del mundo
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